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NOVENA CRÓNICA DE LA TRAVESÍA VISUAL DE IMPERIAL TOUR

15 ENE 2015

Los protagonistas de este tour retomaron su camino y esta vez llegaron hasta el fin del mundo. El relato de esta crónica está cargado de información, experiencias e interesantes cosas para compartir.

PN Tierra del Fuego

Con las primeras pedaleadas por la ciudad de Ushuaia, nos dimos una idea de lo difícil que es este terreno para el ciclista. En menos de un kilómetro sufrimos la variabilidad climática que tanto nos hablaron nuestros amigos cicloturistas que conocían la zona. En este corto recorrido tuvimos calor, frío, viento en contra y hasta una leve lluvia. A esto se le sumaron las subidas y bajadas, propicias de la región montañosa, que hasta nos hicieron bajar de la bici y empujarlas cuesta arriba algunos metros. Todo esto, sólo en unos pocos kilómetros hasta llegar al hogar donde nos hospedaríamos.

Ushuaia se caracteriza por tener un movimiento turístico intenso en las temporadas de verano e invierno, pero a pesar de eso, no esta preparada para el turista "alternativo". Cuenta con una oferta hotelera muy amplia y restaurantes de primera línea, pero sólo unos pocos hostels y ningún camping cerca de la ciudad. Nosotros tuvimos la suerte de conocer anteriormente por las redes sociales a Claudia y Nico, quienes viajan y cuentan sus aventuras en su blog -www.daleviaja.com.ar - y cuando se enteraron que estaríamos en las tierras donde hoy habitan, no dudaron en invitarnos a su casa. Conocer el lugar a través de ellos nos redujo el tiempo a la hora de elegir qué recorrido hacer para conocer los puntos característicos. Uno de ellos era también el punto marcado en nuestro mapa, el Parque Nacional Tierra del Fuego.

Luego de varios días en la ciudad decidimos entrar al Parque Nacional por unos 5 días para poder realizar todos los senderos y tener tiempo para hacer las fotos. Hacia la entrada del parque son unos 12 kilómetros de ripio, con subidas y bajadas. Ahí se abona la entrada de $40 para residentes nacionales, y quedan otros 8 kilómetros hasta el camping. Siguiendo por la misma ruta 3, con vaivenes aún más pronunciados, a lo que le suman las curvas y contracurvas las cuales se deben realizar con mucho cuidado por los buses turísticos y autos que se cruzan todo el tiempo. Esta zona es de dificultad media pero los paisajes te incentivan todo el tiempo a seguir adelante.

El parque nacional cuenta con dos opciones para los visitantes. Un camping agreste que sólo provee zonas permitidas para realizar fuegos y baños químicos, o el camping organizado Lago Roca que cuenta con ducha caliente 2 horas al día, parrillas, quincho, refugio y una confitería que ofrece platos calientes para comer. Algo importante a tener en cuenta es que NO cuenta con proveeduría y tampoco hay en toda el área protegida, por eso es importante llevar todo lo necesario desde la ciudad de Ushuaia.

En nuestro caso, como sabíamos que íbamos a pasar varios días sin salir, llevamos nuestro equipo de camping (carpa, marmita-olla de metal-, bolsa de dormir, aislante y utensilios varios) y también una alforja llena de comida. El resto de las alforjas las llevamos llenas de ropa como para pasar noches enteras sacando fotos en lugares con mucho viento y preparados para las imprevisibles lluvias.

Llegamos al parque pasado el mediodía y con hambre. Decidimos armar la carpa en el camping agreste y cocinar algo rápido para poder descansar un poco antes de salir a recorrerlo. Un arroz que comúnmente puede llevar menos de 30 minutos en cocinarlo, a nosotros nos llevo alrededor de una hora y media porque el viento nos apagaba el anafe y no permitía calentar la olla. Obviamente no se llego a cocinar del todo, pero en estos momentos, el peor arroz que cocinas en tu vida, se vuelve la mejor comida que puede existir! Luego de la hazaña nos dormimos una pequeña siesta para recuperar energías, pero despertamos con una lluvia intensa que caía sobre nuestra carpa y no nos dejaba ni siquiera asomar la cabeza para ver cómo estaba el cielo, lo que nos obligó a quedarnos toda esa noche refugiados en la carpa.

Al día siguiente las lluvias persistían de a ratos, pero el viento seguía frustrando nuestras comidas y nos traía el frío de las montañas cercanas. El clima parecía seguir igual por todo el día, fuimos hacia el camping organizado a pedirles el favor de hospedarnos ahí los días siguientes, ya que allí contábamos con parrillas cerradas y la posibilidad de refugiarnos de las lluvias bajo techo. Desde el primer momento nos atendieron con una gran predisposición y nos permitieron quedarnos el tiempo que sea necesario. Contentos por la hospitalidad, decidimos aprovechar el momento que no llovía para recorrer el parque y marcar puntos propicios para las fotos nocturnas.

El parque nacional propone seis senderos señalizados de dificultades variadas, orientadas hacia el público de trekking de montaña. Para los amantes del ciclismo, se pueden hacer algunos tramos de las rutas que llegan hasta el comienzo de los senderos, pero estos están prohibidos recorrerlos en bicicleta.

Desde la entrada del parque, a unos casi 2 kilómetros por la ruta 3, se encuentra la estación del famoso Tren del Fin del Mundo y una bifurcación hacia dos posibles lugares que se pueden visitar en bici. Hacia el norte, a través de una ruta de tierra, se llega a un estacionamiento, al cabo de dos kilómetros y medio, donde se deben dejar las bicicletas y realizar unos cuantos metros más para ver la cascada del Río Pipo, se la puede ver a distancia, a menos que seas valiente y cruces algunas rocas para acercarte hacia ella. La otra opción es, desde la bifurcación, ir hacia el sur, a la Ensenada Zaratiegui. En un recorrido de un kilómetro y medio, dejándose caer casi sin pedalear, se llega al correo del fin del mundo. Allí se tiene una vista hermosa de la bahía, de la isla redonda. Se la puede visitar con una excursión desde el mismo muelle y también se puede sellar el pasaporte certificando que visitaste el fin del mundo. El otro recorrido que se puede hacer en bicicleta es, desde el camping Lago Roca, a unos seis kilómetros hacia el sur, llegando al fin de la ruta 3 y al famoso cartel del fin del mundo. También se puede seguir unos metros más caminando, por unas pasarelas, que permiten tener una vista bellísima de la Bahía Lapataia. Los demás senderos sólo se permiten hacer caminando y son de dificultad media alta. El sendero costero, el Hito XXIV y el Cerro Guanaco.

El sendero costero es de dificultad media, consta de 8 kilómetros y se estiman 4 horas en total. Es recomendable llevar comida y agua suficiente. El camino cruza bosques costeros, que de a ratos, llegan a distintos claros de la costa del canal Beagle. Las vistas de los picos nevados chilenos, que se los tiene siempre en frente, son increíbles. Se termina en la ensenada Zaratiegui y se puede volver por la ruta 3 haciendo dedo o caminando.
El Hito XXVI es de dificultad media, con un largo de 7 kilómetros y 3 horas de tiempo estimado. Es un recorrido muy lindo entre bosques cerrados y finalizando en el Hito que marca el límite entre Argentina y Chile. Es recomendable llevar algo para comer y un rico mate para contemplar la vista de la Cordillera de Darwin que se tiene desde la costa. Se puede llevar una botella de agua vacía y recargarla en los distintos arroyos que se cruzan en el camino.

El último sendero, de mayor dificultad, es el del Cerro Guanaco. Este lleva todo el día hacerlo ida y vuelta. Es de unos 8 kilómetros en total y se estiman unas 8 horas. En todo el trayecto se tienen unas vistas hermosas de los distintos cerros que lo rodean y unos puntos panorámicos dignos de apreciarlos por unos buenos minutos. Al final se llega a un punto panorámico que se aprecia la ciudad de Ushuaia rodeada por la Cordillera de los Andes a un lado. Se recomienda anotarse en la confitería del Lago Roca a la salida y llegada del mismo, también, llevar agua y comida para todo el trayecto.

Todos estos senderos llevan mucho tiempo, por eso, es necesario ir con disponibilidad horaria, teniendo en cuenta que algunos llevan todo el día y las lluvias son frecuentes en la zona. Algunos trayectos no son fáciles por su amplitud y dificultad, pero siempre todo esfuerzo trae una recompensa, y en este caso esa recompensa, es única.

Nos encontramos en la próxima crónica para compartir otro interesante relato.

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